«Hay dos cosas infinitas: el universo y la estupidez humana; y del universo no estoy seguro.» A. Einstein
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La verdad es que no he hecho testamento, y creo que la mayoría de personas de mi edad tampoco. La verdad es que tampoco no tengo mucho que dejar en legado si me voy a otro mundo, pero lo poco que tengo a lo mejor sí estaría bien darlo a quien crees que se lo tienes que dar. Es como cuando haces un regalo de cumpleaños, que piensas en lo más adecuado para cierta persona en un determinado momento de su vida. Evidentemente, si sé que alguien tiene toda la trilogía entera de El Señor de los Anillos en versión extendida, pues no se la voy a regalar. Del mismo modo que si a alguien no le faltan bufandas, no voy a añadir otra en su armario.
Del mismo modo, no es necesario darle dinero a quien, por gracia divina y apellido de nacimiento, ya lo tiene. Y que es peor, no ha hecho nada para merecerlo.
Ah, sí, me olvidaba: son de sangre azul. Pero es que si miro la muñeca de mi abuela, también le veo las sangre azul. Y a mi hermana, y a mis padres, y a mis amigos, y a mí… Y la de aquellos que necesitan más el dinero de Don Balada Llabrés más que los habitantes del Palacio de la Zarzuela.
Un petó ben gran,
Laura, die Dolmetscherin
The Interpreter Project 
Tranqui que no hay dos sin tres…
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